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Trauma y Comunicación Noviolenta

Actualizado: hace 4 días

El territorio de los sentimientos es un universo que se despliega en el cuerpo, en las memorias, en la cultura, en la mente, en lo colectivo. Las emociones tienen sustancia, viajan en el cuerpo químicamente, viajan entre los cuerpos, viajan en la conciencia colectiva.


¿Cómo nos sentimos? puedes ser una pregunta muy grande. Contestarla con honestidad implica escuchar interna, tiempo, un corazón y oreja que tengan el tiempo, la apertura, la generosidad y la curiosidad.


Nuestro cuerpo y mente van creando defensas para no sentir aquello que duele y que de otra forma entorpecería nuestra forma de funcionar en un mundo que no para y que no quiere que pares. Pueden haber personas que no sean conscientes de que han experimentado trauma porque su mente lo guardo en el inconsciente porque en el momento tal vez no habían los recursos internos y externos para procesarlo de forma consciente. Entonces puede emerger con el trabajo corporal y emocional.


Un espacio de Comunicación Noviolenta desacelera la conversación y da tiempo y atención al mundo interior, interpersonal y transpersonal.


Hablar de sentimientos y necesidades, estar en comunidad cuando lo hacemos, es abrir un espacio sagrado donde podemos dejar salir todo aquello que vamos guardando en cajitas o que no tenemos el tiempo y energía de mirar.


Y lo más importante para este proceso, es sentirnos emocionalmente seguros.


Quiero escribir dos artículos sobre Comunicación No Violenta y trauma. Este primero será sobre el rol que tenemos las personas que compartimos Comunicación No Violenta, somos coaches y/o manejamos grupos. El segundo quiero que sea más personal, mi propia experiencia con trauma.


Pero, ¿qué es el trauma? Acá quiero dejar las definiciones de mis autores favoritos:


Aunque Gabor Maté, Resmaa Menakem, Carl Gustav Jung, Rollo May, Carl Rogers e Ignacio Martín-Baró hablan del trauma desde perspectivas distintas, todos coinciden en que no se trata solo de un hecho externo, sino de una herida profunda que permanece en nosotros y condiciona la forma en que vivimos.


Para Gabor Maté, el trauma es la desconexión interna que surge cuando no fuimos sostenidos en el dolor; para Resmaa Menakem, es la energía atrapada en el cuerpo que se transmite también de forma colectiva e histórica; para Carl Gustav Jung, es una fragmentación de la psique que se esconde en el inconsciente y aparece como sombra; para Rollo May, es una ruptura del sentido de la existencia que nos enfrenta a la ansiedad y al vacío; para Carl Rogers, el trauma surge cuando el niño aprende a reprimir su experiencia auténtica para ser aceptado, generando una brecha entre el “yo real” y el “yo ideal”; y para Ignacio Martín-Baró, el trauma tiene un carácter sociopolítico, pues nace también de la violencia estructural, la guerra y la injusticia, dejando heridas no solo individuales sino colectivas que requieren procesos comunitarios de sanación. Lo que todos comparten es la idea de que el trauma nos divide y nos aleja de la autenticidad y la plenitud; y que la sanación implica reconectar con nosotros mismos y con los otros, ya sea a través del cuerpo, la psique, la memoria colectiva, la búsqueda de sentido, la autenticidad o la reconstrucción social.


La Comunicación Noviolenta nos invita a salirnos del congelamiento o energía de ataque, del querer complacer, del querer huir. Es un camino accesible para reconectar con nosotros mismos por ende al buscar esa conexión podemos tocar trauma.


Y mover todo esto requiere tacto, requiere no directividad entendida desde la visión de Carl Rogers, requiere confiar en el poder que tiene el otro para encontrar su camino. O como dice Myra Walden no ir adelante del otro si no al lado. Así no lo dejamos solo, evitando volver a traumatizar.


En la declaración general del Ministerio de Salud (2023) se menciona que el 66.3% de los colombianos reconoció haber enfrentado algún problema de salud mental en algún momento.


En mi camino de integración, práctica y enseñanza de la Comunicación Noviolenta, he llegado a la conclusión que una de las raíces de la violencia es el trauma que no ha podido ser procesado y sostenido en compañía segura.


La violencia puede iniciar con un pensamiento, con un sentimiento que no tiene un lugar o una persona que pueda escuchar u orientar.


Algunos puntos a tener en cuenta:


  • Lo primero es tomar conciencia que el trauma existe. Que a veces sin intención, podemos causar daño adicional. Necesitamos tomar conciencia que lo que sea que abramos se puede cerrar cuidando la dignidad de las personas, con humildad de lo que podemos y no hacer.


  • En mis cursos cuido mucho qué y que tanto abren las personas dependiendo del tiempo y recursos con los que cuento. Ofrezco conversaciones individuales para poder cuidar eso que la persona tiene en su corazón. Es importante evitar la retraumatización. En los cursos las personas están aprendiendo y pueden ofrecer consejos u opiniones que pueden impactar la vulnerabilidad de la persona.


  • Cuidar las expectativas y comunicar el encuadre de los espacios, tener recursos para personas que buscan o necesitan algo más. Para mí hay una delgada línea con el trabajo terapéutico y lo importante, es tener claridad de lo que podemos dar. Yo lo encuadro como psicoeducación, prevención y apoyo emocional.


  • Preguntar y dar elección en los ejercicios, en especial si se va a abrir un caso de una persona en un grupo. Nombrar el nivel de intensidad que se va a poder manejar con suficiente cuidado para que la persona pueda tener el poder sobre lo que quiere compartir y hasta que lugar.


  • Los juegos de rol o expresar en medio de personas que desean sostener nuestra vulnerabilidad es muy sanador, así que el tema es pedir permiso e ir chequeando.


  • Creo que dar elección es por si misma una intervención sanadora, nos permite reconectar con nuestro poder, con la soberanía propia. Es una forma de modelar un estilo de apego seguro.


  • Como dice mi querida amiga y colega Fernanda Siles, el contexto común ayuda a sostener. Validar, acoger y normalizar son formas de acompañar a las personas. Pienso en los procesos de migración, donde se pierde el contexto y parece que nadie entiende lo que se vive; esa experiencia puede dejar a las personas en una soledad profunda. Ignacio Martín-Baró señalaba que el desarraigo no es solo individual, sino también social, pues rompe los vínculos que nos dan identidad y sentido. Por eso, los espacios de afinidad se vuelven preventivos y sanadores: ofrecen un lugar donde volver a sentirse visto, nombrado y sostenido. Entonces, integrar el contexto territorial, económico, político y relacional es importante. La práctica de la CNV no puede estar desconectada del contexto.


  • Saber cuando referir. Es importante tener conciencia, humildad y responsabilidad sobre que podemos manejar cuidando la dignidad y vulnerabilidad de las personas.


  • Trabajar en equipo. Yo tengo 2 psicólogos amigos a los que refiero cuando creo que las personas necesitan algo más. Tengo dos amigas que trabajan temas de somática por si veo que la persona necesita conectar más con el cuerpo.


Con el tiempo, me he vuelto una coach y facilitadora holística y cada vez voy integrando más aspectos desde los diferentes ángulos de referentes que me gustan y me han servido a mí misma. Entonces, lo otro es estudiar, ser curiosos, pasar por nuestro propio cuerpo y mente las herramientas para trabajar con otros desde la honestidad e integridad. Para mí esta es una forma de expresión de amor y respeto hacia mí misma y los demás.


Claudia Sanchez

Entrenadora certificada de Comunicación Noviolenta y Life Coach

Certified Mental Health First Aider

+573196500685



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