La Comunicación No Violenta nos invita a explorar la auto-empatía para comunicarnos mejor con nosotr@s mism@s, la empatía y la expresión honesta para cuidar de nuestras relaciones interpersonales y profesionales y a tomar consciencia de cómo usamos nuestro poder para lograr transformación social. Es una herramienta para ayudarnos a transformar los juicios en sentimientos y necesidades humanas universales. Los juicios nos alejan de la comprensión y confianza necesarias para cuidar las relaciones en familia, en la escuela, trabajar en equipo, relacionarnos con personas en las redes sociales y construir una cultura de paz en nuestro país. Los sentimientos y las necesidades humanas universales nos conectan y acercan.
Comprender que nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro reaccionan ante los estímulos que perciben como amenazas y se relaja ante los que les generan confianza y empatía, es importante para construir relaciones más sanas y comprendernos. Poder notar indicadores corporales relacionados a las emociones como la ira, la tristeza, la alegría, el miedo, el asco y la sorpresa, nos permite gestionar mejor nuestras reacciones en nuestros vínculos. Algunos indicadores pueden ser tensión muscular, calor, frío, dolor, etc.
Esto lo podemos ver cuando nos dicen algo que creemos es un ataque o reproche como: "Tú nunca me contestas el teléfono" (reacción) o, cuando por ejemplo nos dicen algo que interpretamos como un signo de aprecio como: "eres mi hija y te quiero" (relajación).
Cuando percibimos algo como un ataque, la mente se activa y tenemos pensamientos que van construyendo " una imagen de enemigo". Veámoslo con un ejemplo:
Ana: "¿Alcanzas a lavar la loza?"
Sofía: Piensa: "a mi no me toca, yo estoy haciendo más que ella, voy a hacer también todas las actividades relacionadas a nuestras mascotas. No está siendo justa"
Después de este pensamiento la conversación puede ir en dos direcciones:
1) Desde la imagen del enemigo:
Sofía: "esta tarea no la tengo que hacer yo, te toca a ti, yo voy a hacer más esta semana."
Ana: " eres imposible, te toca a ti."
2) Desde la consciencia de la Comunicación No Violenta:
Sofía: Piensa: "¿ayer qué hizo ella y que hice yo?, ¿Cómo me siento, qué necesito? Ayer lavé toda la loza del almuerzo y ella hizo la cena y lavo la loza, ella hizo el desayuno y yo está mañana limpie la arenera de los gatos y les puse agua y comida, esta tarea la voy a hacer 3 veces al día toda la semana, hmmm, con razón me siento así, molesta e impaciente, sin ganas de lavar la loza del desayuno. Necesito ser vista, expresarme, que me escuchen, equilibrio."
Sofía: Le dice a Ana: "Creo que no te dije que limpié la arenera y alimenté a los gatos y que me voy a hacer cargo de esto toda la semana porque mi sobrina no va a estar esta semana y ella hace estas tareas. Me sentiría mejor si tú ahora lavas la loza. ¿Qué te parece?
Ana: "Ok, como vas a hacer las tareas de los gatos y yo no sabía esto, me parece bien."
Cuando la conversación se va a los juicios y reproches, normalmente tenemos menos ganas de escuchar y reaccionamos, podemos hacer una pausa, reflexionar sobre que nos pasa por dentro y expresar:
los hechos concretos,
lo que sentimos,
lo que necesitamos y
pedidos claros y específicos de acciones que pueden contribuir a cuidar de las necesidades propias, del/la otr@ y de la relación
En lugar de alimentar las "imágenes de enemigo", nos conectamos con el ser humano que somos y el ser humano que tenemos al frente. Podemos preguntarnos ¿qué me está impidiendo ver la humanidad en esta persona?
¿A qué nos invita la Comunicación No Violenta?
A que ante el estímulo busquemos darnos auto-empatía, identificar que sentimos, que nos importa o queremos cuidar y encontrar las acciones propias o de los demás que pueden contribuir a atender aquello que es importante para nosotr@s como: el amor, la escucha, el abrigo, la cercanía, la auto-estíma... (para conocer más necesidades universales abrir el siguiente documento).
A que antes de expresar nuestra honestidad o hacer pedidos de acciones concretas, intentemos conectar con la persona e imaginarnos cómo se puede estar sintiendo y también, lo que puede estar necesitando y con esto en mente y corazón, preguntemos y expresemos nuestra honestidad.
Nuestra mente va a tender a crear imágenes del enemigo, al parecer es una de sus formas de preservarnos, podemos observar nuestra mente e invitarla a los hechos, lo que sentimos y es importante para nosotr@s y, con ayuda de la empatía, hacer lo mismo con los demás, ¿qué puede estar sintiendo y necesitando el/la otro@?
Entonces para cerrar, podemos:
1. Hacer una pausa o desacelerar la conversación y reflexionar sobre qué nos pasa por dentro, notar:
los hechos concretos,
lo que sentimos,
lo que necesitamos y
los pedidos claros y específicos de acciones que pueden contribuir a cuidar de las necesidades propias, del/la otr@ y de la relación
2. Cuando noto que tengo una "imagen de enemigo" en relación a una persona, recordar el ser humano que somos y el ser humano que tenemos al frente. Podemos preguntarnos ¿qué me está impidiendo ver la humanidad en esta persona?
Claudia Sánchez
Foto tomada de www.canva.com
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